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Mostrando entradas de agosto, 2009

La Musa

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LA MUSA Toma el laúd poeta, vino de juventud esta noche fermenta en las venas de Dios. Inquieto está mi seno; el deleite lo oprime, Y los vientos turbados han hecho arder mis labios. ¡Oh, muchacho indolente! Mírame soy hermosa. ¿Acaso no te acuerdas de nuestro primer beso, cuando te vi tan pálido al toque de mis alas y, anegados tus ojos, en mis brazos caíste? ¡Cómo te consolé de un amargo pesar! ¡Ay!, tan joven entonces te morías de amor. Consuélame esta noche, me muero de esperanza. Necesito implorar para estar viva al alba. EL POETA ¿Me llama acaso la voz tuya? ¿Eres tú, oh pobre Musa mía? ¡Oh, inmortal mía! ¡Oh, flor mía! ¡único ser púdico y fiel donde el amor por mí aún vive! ¡Aquí estas, eres tú, mi rubia, mi dueña, tú aquí, mi hermana! Ahora siento en la honda noche que ya me inunda tu dorada veste y sus rayos se deslizan hasta mi propio corazón. Alfred de Musset

Sombras

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Sombras, éramos sombras. Sombras dulces en la sombra. Sombras blandiendo su angustia y su pesantez de roca. Sombras vivas aguzando al desnudar su congoja. Sombras deshechas a vientos; de fuego en la sangre, sombras. Sombras suaves en tu dedo; sombra hacia mi nervio, roja; sombras de sombras uniéndonos; sombras de sombra en la sombra. Jorge Debravo

No basta abrir la ventana

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No basta abrir la ventana para ver los campos y el río. No es suficiente no ser ciego para ver los árboles y las flores. También es necesario no tener ninguna filosofía: con filosofía no hay árboles: sólo hay ideas. Hay sólo cada uno de nosotros, como un sótano. Hay sólo una ventana cerrada, y todo el mundo afuera: y un sueño de lo que se podría ver si la ventana se abriese, que nunca es lo que se ve cuando se abre la ventana. Fernando Pessoa

El ramo que os envío...

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Fue para vos para quien yo, Señora, cortó al rosal las flores que os envío; no hacerlo así y el vendaval o el frío las agostaran antes de la aurora. Ejemplo os dan, que si lucís agora de impar beldad mirífico atavío, pensad también que el tiempo ciego, impío todo lo va royendo hora tras hora. Pasan, fugan, esfúmanse los días; lo que hoy somos será muerta ventura del incierto mañana en las umbrías. de mi rendido amor no estáis segura? Pasan las horas, fúganse vacías... Por qué no darme en flor vuestra hermosura? Pierre de Ronsard

PROU

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