Por septiembre se te llenan de sótanos los labios y es relativo el cielo después de haberte visto preguntarle a la vida. Pero también el cielo, arrugado y preciso como tu cazadora adolescente, quiere estar entreabierto, brillar recién amado, descansando en la hierba el peso de su larga cabellera de nubes. Por septiembre se te llenan de humo los síes en la boca Luis García Montero