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Mostrando las entradas etiquetadas como José Agustín Goytisolo

LA NINA QUE JUGABA A LA RAYUELA

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La niña que jugaba a la rayuela  y a escapar de las olas en la playa  creció esperando siempre algún prodigio  un viaje imprevisto a cualquier parte.  En el cristal del día fue la luz  la que hurtaba sus horas mas felices  y la noche y sus ruidos no trajeron  sino tedio cansancio y mal de amor.  Ella que perseguía el alborozo  se vio acosada por los años feos  y un día tuvo miedo de la vida  al contemplar su ayer en retirada.  ¿Y el amor? Ahora ve a su compañero  iluminado por la luna que huye.  Sí: le quiere. El suyo es asimiento  que no conoce tiempo ni fatiga. José Agustín Goytisolo

BARCELONA: EL MAR QUEDABA LEJOS

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Conocí mi ciudad me habitué a ella  paseando contigo. Me gustaba  la escalera mecánica del metro  y también recorrer  sus tiendas y almacenes.  Era un mundo de luz  lleno de escaparates y puestos de periódicos  horchaterías, taxis amarillos, avenidas que nunca terminaban,  gente con prisa y niños  mayores como yo.  El mar quedaba lejos entre pájaros.;  Un día  —aún recuerdo el aroma—  todo era fiesta y te compré una flor. José Agustín Goytisolo

José Agustín Goytisolo

Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable. Hija mía, es mejor vivir con la alegría de los hombres, que llorar ante el muro ciego. Te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola, tal vez querrás no haber nacido. Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto, que es un asunto desgraciado. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Un hombre sólo, una mujer así, tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada. Pero yo cuando te hablo a ti, cuando te escribo estas palabras, pienso también en otros hombres. Tu destino está en los demás, tu futuro es tu propia vida, tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas, que les ayude tu alegría, tu canción entre sus canciones. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Nunca te entregues ni te apartes junto al cam...

Cuando todo suceda

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CUANDO TODO SUCEDA Digo: comience el sendero a serpear delante de la casa. Vuelva el día vivido a transportarme lejano entre los chopos. Allí te esperaré. Me anunciará tu paso el breve salto de un pájaro en ese instante fresco y huidizo que determina el vuelo, y la hierba otra vez como una orilla cederá poco a poco a tu presencia. Te volveré a mirar, a sonreír desde el borde del agua. Sé lo que me dirás. Conozco el soplo de tus labios mojados: tardabas en llegar. Y luego un beso repetido en el río. De nuevo en pie siguiendo tu figura regresaré a la casa lentamente cuando todo suceda. DONDE TÚ NO ESTUVIERAS Dónde tú no estuvieras, como en este recinto, cercada por la vida, en cualquier paradero, conocido o distante, leería tu nombre. Aquí, cuando empezaste a vivir para el mármol, cuando se abrió a la sombra tu cuerpo desgarrado, pusieron una fecha: diecisiete de marzo. Y suspiraron tranquilos, y rezaron por ti. Te concluyeron. Alrededor de ti, d...

Las mujeres de antes

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En los Paseos junto al mar en las sillas de mimbre de los bares reclinadas en suaves chaises-longues de terciopelo fumando cigarrillos atrevidos y exóticos vestidas de colores muy decentes o en lugares cerrados y más íntimos mirándose al espejo retocando sus labios y empolvándose las mujeres de antes parecían irreales eran como otra cosa algo distinto pero cuando nos daban caramelos o las fotografiaban de perfil todos todos sabíamos que aquello se acababa que no podía ser que la hermosa película no iba a continuar siempre y que la extraña joya que al parecer tenían escondida en los pliegues del escote o quizás entre las piernas iba a volverse pronto mercancía barata que ellas eran como nosotros con sus deseos y melancolías con sus trabajos y su desengaño. Y entonces ¿para qué fingirse diosas si ni ellas lo querían y para qué tanto suspiro absurdo tanta mano bellísima frotando en solitario tanto dedo en saliva si de la fiesta aquella sólo iban a quedar algu...

PALABRAS PARA JULIA

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Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable. Hija mía, es mejor vivir con la alegría de los hombres, que llorar ante el muro ciego. Te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola, tal vez querrás no haber nacido. Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto, que es un asunto desgraciado. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno, son como polvo, no son nada. Pero yo cuando te hablo a ti, cuando te escribo estas palabras, pienso también en otros hombres. Tu destino está en los demás, tu futuro es tu propia vida, tu dignidad es la de todos. Otros esperan que resistas, que les ayude tu alegría, tu canción entre sus canciones. Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso. Nunca te entregues ni te apartes ...