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Mostrando entradas de junio, 2007

Hasta pronto...

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Una mujer armando el paraíso sembrando esa verdad en cada herida, rescatando la brasa consumida y el incendio en el vientre del granizo. Viviendo libre, sola y sin permiso, indiferente al miedo, convencida de ser cauce fecundo de la vida y fiel depositaria de su hechizo. Una mujer que sabe y reconoce por igual lo que piensa y lo que siente, que abraza cada pena y cada goce. Una mujer que reta a aquel que intente colocarla en el centro de la ira a arder los pies sobre incendiado puente. Un hombre es lo que hace, lo que ama, lo que pinta su voz con el aliento, lo que construye su palabra al viento, lo que desde sus manos se derrama. Lo que florece en tierra o en escama, lo que da al mundo desde el pensamiento: trigo y harina, masa y alimento, la letra impresa, el fruto en cada rama. Un hombre, sobre todo, es el reflejo del instante fugaz en que respira el aire que lo va poniendo viejo. Un hombre es esa imagen que suspira cuando por fin descubre e

lascia Ch'io Pianga

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Lascia Ch'io Pianga Lascia ch'io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Lascia ch'io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Il duolo infranga queste ritorte de' miei martiri sol per pietà; de' miei martiri sol per pietà. Lascia ch'io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Lascia ch'io pianga mia cruda sorte, y che sospiri la libertà; e che sospiri... e che sospiri... la libertà. Deja que llore mi cruel suerte, y que suspire por la libertad; y que suspire... y que suspire... por la libertad. Deja que llore mi cruel suerte, y que suspire por la libertad; y que suspire... y que suspire... por la libertad. El dolor infringe este sesgo de mi martirio sólo por piedad; de mi martirio sólo por piedad. Deja que llore mi c

Hermosura de la dialéctica

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Foto: Osselin Estoy viva como fruta madura dueña ya de inviernos y veranos, abuela de pájaros, tejedora del viento navegante. No se ha educado aun mi corazón y, niña, tiemblo en los atardeceres, me deslumbra el verde, las marimbas y el ruido de la lluvia hermanándose con mi húmedo vientre, cuando todo es más suave y luminoso. Crezco y no aprendo a crecer, no me desilusiono, ni me vuelvo mujer envuelta en velos, descreída de todo, lamentando su suerte. No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro, de la tierra parida, el canto de los pueblos, los brazos del obrero construyendo, la mujer vendedora con su ramo de hijos, los chavalos alegres marchando hacia el colegio. Sí. Es verdad que a ratos estoy triste y salgo a los caminos, suelta como mi pelo, y lloro por las cosas más dulces y más tiernas y atesoro recuerdos brotando entre mis huesos y soy una infinita espiral que se retuerce entre lunas y soles, avanzando en los días, desenrollando el ti

Puestas de sol

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Foto: Osselin Un pálido amanecer Por el campo esparce La melancolía De las puestas de sol. Melancolía Que en suaves cantos mece En soles ponientes A mi alma ya a todo ajena. Extraños ensueños, Como soles crepusculares En vastas playas, Fantasmas rojizos que Sin cesar desfilan, Siempre pasan y evocan Esos soles inmensos Del ocaso sobre la arena Paul Verlaine

Caballos de madera

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Dad vueltas y más vueltas, caballos de madera, dad ciento, dad mil vueltas, girad alrededor, dadlas aprisa, dadlas, y dadlas sin reposo al compás estruendoso con que suena el tambor. El robusto soldado, la criada rolliza lo mismo que en sus casas en vuestros lomos van, pues un día como hoy ellos se sienten amos el uno para el otro en el bosque de Cambre. Dad vueltas y más vueltas, caballos, para ellos en tanto que contempla, con el ojo avizor, el guiño picaresco del truhán solapado ¡Girad alrededor del pistón vencedor! ¡Es delicioso ver cómo os emborracháis en el círculo estúpido del que ya no salís! con el vientre repleto, vacía la cabeza, todo girando en torno en vértigo sin fin. Tornad, girad aprisa, caballos de madera, sin emplear espuelas ni acicates usar; tended vuestro galope en carrera concéntrica sin la espera del pienso que os haga galopar. Y daos prisa también, caballos de mi alma, ved que llega la noche en que se han de juntar cual palomo y p

Tosca de Giacomo Puccini

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Son las tres de la madrugada, pero se aproxima ya el día, pues estamos en junio. Se oye el canto de un pastor y, cuando empieza a clarear se oyen campanas de las iglesias de Roma. Cavaradossi, conducido por un piquete de soldados, es entregado al carcelero quien le comunica que le queda una hora de vida. El pintor, dándole un anillo como recompensa, logra que el carcelero le deje escribir una carta a Tosca; mientras lo hace, recuerda el pasado.... E lucevan le stelle... ed olezzava la terra... stridea l'uscio dell'orto... e un passo sfiorava la rena... Entrava ella, fragrante, mi cadea fra le braccia... Oh! dolci baci, o languide carezze, mentr'io fremente le belle forme disciogliea dai veli! Svanì per sempre il sogno mio d'amore... L'ora è fuggita... E muoio disperato! E non ho amato mai tanto la vita!... Y brillaban las estrellas y olía la tierra... chirriaba la puerta del huerto y unos pasos hacían florecer la arena...

Pensando, enredando sombras ...

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Auguste Rodin Pensando, enredando sombras en la profunda soledad. Tú también estás lejos, ah más lejos que nadie. Pensando, soltando pájaros, desvaneciendo imágenes, enterrando lámparas. Campanario de brumas, qué lejos, allá arriba! Ahogando lamentos, moliendo esperanzas sombrías, molinero taciturno, se te viene de bruces la noche, lejos de la ciudad. Tu presencia es ajena, extraña a mí como una cosa. Pienso, camino largamente, mi vida antes de ti. Mi vida antes de nadie, mi áspera vida. El grito frente al mar, entre las piedras, corriendo libre, loco, en el vaho del mar. La furia triste, el grito, la soledad del mar. Desbocado, violento, estirado hacia el cielo. Tú, mujer, qué eras allí, qué raya, qué varilla de ese abanico inmenso? Estabas lejos como ahora. Incendio en el bosque! Arde en cruces azules. Arde, arde, llamea, chispea en árboles de luz. Se derrumba, crepita. Incendio. Incendio. Y mi alma baila herida de virutas de fuego. Quie

Sophie soñaba Sophie pintaba Sophie danzaba

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Soñabas con estrellas aladas, con flores que miman a las flores en los labios del infinito, con fuentes de luz que se abren, con eclosiones simétricas, con sedas que respiran, con ciencias serenas, lejos de las casas de los mil dardos de las prosternaciones de desiertos ingenuos, entre mil milagros desordenados. Soñabas con aquello que reposa en la inmutable morada de la claridad. Pintabas una rosa desvelada, un ramo de ondas, un cristal vivo. Pintabas las conchas que recogías a la orilla del mar y que colocabas en la mesa de dibujo en torno a una concha grande como un rebaño en torno a su pastor. Pintabas una lágrima entre el rocío, una lágrima entre perlas. Pintabas la claridad que hace latir el corazón, la dulzura que hace mover los labios. Pintabas la noche que tiende las estrellas, el sueño claro, el buen placer de las flores. Danzabas la aurora que desborda a la tierra. Danzabas el jardín estremecido al alba. Danzabas en el pa

Nana del caballo grande

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Foto: Osselin Nana niño nana del caballo grande que no quiso el agua. El agua era negra dentro de la rana, cuando llega al puente se detiene y canta. Quién dirá a mi niño lo que tiene el agua, con su larga cola, por sus verdes alas. Ea, ea. Duérmete clavel, que el caballo no quiere beber, duérmete rosal, que el caballo se pone a llorar. Federico García Lorca

a quien pueda interesar

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Foto: Man Ray Que otros hagan aún el gran poema los libros unitarios las rotundas obras que sean espejo de armonía A mí sólo me importa el testimonio del momento que pasa las palabras que dicta en su fluir el tiempo en vuelo La poesía que busco es como un diario en donde no hay proyecto ni medida José Emilio Pacheco

Cuando escribes

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Fotos Osselin en Isla abandonada Cuando escribes, tu letra se parece a tu calma al colgar la ternura de la mórbida erre y al achicar los nombres hasta el mismo tamaño de la voz de retoño con que pides, preguntas. Es tu letra un riachuelo, peregrino de mares, un manantial que brota sin pedirte permiso de un oculto venero con verdades antiguas. Son amigas del orden tus graves consonantes y la vocal te nace con olor a violeta. Se desparrama un mundo en tus eses finales y todo se hace limpio cuando escribes un punto. Déjame que acurruque mi dolor en tu letra y que subido al cuenco de la uve graciosa escudriñe el misterio de esas olas marinas con que las emes caen rendidas en la arena. ¡Qué mimado misterio ocultan tus palabras, esas flores azules de tu tinta secreta! Pedro Miguel Lamet

Albada

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Foto: Osselin Alguna vez he visto amanecer. Todos sabéis cómo es: de la negrura resurge un débil brote sin querer de luz que el ojo apenas asegura -si de un color, si de otro, siempre cálido- que duele, que molesta, que depura su recién vida, crítico y crisálido, a punto de quebrársele la pata al tembloroso cervatillo escuálido. Se pone en pie, se estira, se dilata... Mientras, el ojo, ya desperezado, comienza a reinventar su flor y nata -color, tono, matiz, significado- como si no supiera que la luz nunca ha atendido a Adán ni a su legado. El Sol confuso alarga la testuz, se asoma a ver quién mira y nos conoce aún tras la Tierra-costra-tragaluz y en confianza nos brinda el primer roce. ¿Quién es padre de quién? Se dice El Hombre -obtiene de Natura tanto goce que no queda camino que no alfombre-. ¿Qué sirve de la luz, tautología, si no tiene perrito que la nombre? Y el Sol siguió saliendo cada día, incombustible siempre a nuestros símbolos,

Samba pa ti

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Un solo pensamiento

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Sobre mis cuadernos de escuela, sobre el pupitre, sobre el roble, sobre la nieve y en la arena escribo tu nombre. Sobre las páginas leídas, sobre las páginas incólumes -piedra, sangre, papel, ceniza- escribo tu nombre. En las imágenes doradas, sobre los signos de la Corte, sobre tizonas y corazas escribo tu nombre. Sobre el desierto y en la jungla, sobre la infancia de las voces, sobre la rama y en la gruta escribo tu nombre. Sobre el pan blanco de los días, sobre el prodigio de la noche, sobre la flor y las vendimias escribo tu nombre. Sobre los cielos que azulan en los estanques -muertos soles-; sobre los lagos -vivas lunas- escribo tu nombre. Sobre las colinas remotas, en las alas de los gorriones, sobre el molino de las sombras; escribo tu nombre. Sobre los hálitos del alba, sobre la mar y sus galeones, sobre la demente montaña, escribo tu nombre. Sobre el vellón de los espacios y el estertor de los ciclones, sobre el limo de los

Knock, knock, knockin'

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Foto: Osselin Knockin On Heavens Door Bob Dylan

Déjame, pensamiento, déjame

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Déjame, pensamiento, déjame, mañana seré tuyo, volveré a ser tu presa. Pero hoy, mientras la luz araña en los árboles y pide una oportunidad, quiero que me recoja la inútil primavera. A la casa del frío regresaré mañana, cuando el tiempo exponga sus razones y el corazón pregunte lo que falta por ver, cuántos latidos pueden quedarle para detenerse. Luis García Montero

Romance de Curro "El Palmo"

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Foto: Luis Vence Romance de Curro "El Palmo" canta: Antonio Vega La vida y la muerte bordada en la boca tenía Merceditas la del guardarropa. La del guardarropa del tablao del "Lacio", un gitano falso ex-bufón de palacio. Alcahuete noble que al oír los tiros recogió sus capas y se pegó el piro. Se acabó el jaleo y el racionamiento le llenó el bolsillo y montó este invento, en donde "El Palmo" lloró cantando... Ay, mi amor, sin ti no entiendo el despertar. Ay, mi amor, sin ti mi cama es ancha. Ay, mi amor que me desvela la verdad. Entre tú y yo, la soledad y un manojillo de escarcha. Mil veces le pide... y mil veces que "nones" de compartir sueños cama y macarrones. Le dice burlona... ..."Carita gitana, cómo hacer buen vino de una cepa enana". Y Curro se muerde los labios y calla pues no hizo la mili por no dar la talla. Y quien calla, otorga, como dice el dicho, y Curro se muere

La belleza ...

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... no hace feliz al que la posee, sino a quien puede amarla y adorarla. Hermann Hesse Vincent van Gogh Foto: Meme Selvamarilla Foto: Le mosquito We all live in a Le Mosquito-submarine Vicent van Gogh Foto: Isla abandonada (Meme) Qué triste si la belleza sólo fuese este juguete roto del pasado... (le Mosquito)

Si el hombre pudiera decir lo que ama

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Vincent van Gogh Si el hombre pudiera decir lo que ama, si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo como una nube en la luz; si como muros que se derrumban, para saludar la verdad erguida en medio, pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad de su amor, la verdad de sí mismo, que no se llama gloria, fortuna o ambición, sino amor o deseo, yo sería aquel que imaginaba; aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos proclama ante los hombres la verdad ignorada, la verdad de su amor verdadero. Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío; alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina por quien el día y la noche son para mí lo que quiera, y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu como leños perdidos que el mar anega o levanta libremente, con la libertad del amor, la única libertad que me exalta, la única libertad por que muero. Tú justificas mi existencia: si