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Mostrando entradas de marzo, 2008

nanas de la cebolla

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( Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer, en la que le decía que no comía más que pan: y cebolla) La cebolla es escarcha cerrada y pobre. Escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda. . En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. . Una mujer morena resuelta en luna se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te traigo la luna cuando es preciso. . Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en tus ojos la luz del mundo. Ríete tanto que mi alma al oírte bata el espacio. . Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea. . Es tu risa la espada más victoriosa, vencedor de las flores y las alondras Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor. . La carne aleteante, súbito

Juncos...

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¿Mi amor?... ¿Recuerdas, dime, aquellos juncos tiernos, lánguidos y amarillos que hay en el cauce seco?... Antonio Machado

el amor difícil

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Perdóname por ir así buscándote tan torpemente... Pedro Salinas Quizá tú no me viste, quizá nadie me viese tan perdido, tan frío en esta esquina. Pero el viento pensó que yo era piedra y quiso con mi cuerpo deshacerse. Si pudiera encontrarte, quizá, si te encontrase, yo sabría explicarme contigo. Pero bares abiertos y cerrados, calles de noche y día, estaciones sin público, barrios enteros con su gente, luces, teléfonos, pasillos y esta esquina, nada saben de ti. Y cuando el viento quiere destruirse me busca por la puerta de tu casa. Yo le repito al viento que si al fin te encontrase, que si tú aparecieses, yo sabría explicarme contigo. Luis García Montero

sensaciones

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CUANDO me miro no me percibo. Tengo tanto la manía de sentir que me extravío a veces al salir de las propias sensaciones que recibo. El aire que respiro, este licor que bebo pertenecen a mi modo de existir, y nunca sé como he de concluir las sensaciones que a mi pesar concibo. Ni nunca, propiamente, reparé si en verdad siento lo que siento. Yo ¿seré tal cual como me parezco? ¿seré tal cual como me juzgo verdaderamente? También ante las sensaciones soy un poco ateo, ni sé bien si soy yo quien en mí siente. Fernando Pessoa