Dad vueltas y más vueltas, caballos de madera, dad ciento, dad mil vueltas, girad alrededor, dadlas aprisa, dadlas, y dadlas sin reposo al compás estruendoso con que suena el tambor. El robusto soldado, la criada rolliza lo mismo que en sus casas en vuestros lomos van, pues un día como hoy ellos se sienten amos el uno para el otro en el bosque de Cambre. Dad vueltas y más vueltas, caballos, para ellos en tanto que contempla, con el ojo avizor, el guiño picaresco del truhán solapado ¡Girad alrededor del pistón vencedor! ¡Es delicioso ver cómo os emborracháis en el círculo estúpido del que ya no salís! con el vientre repleto, vacía la cabeza, todo girando en torno en vértigo sin fin. Tornad, girad aprisa, caballos de madera, sin emplear espuelas ni acicates usar; tended vuestro galope en carrera concéntrica sin la espera del pienso que os haga galopar. Y daos prisa también, caballos de mi alma, ved que llega la noche en que se han de juntar cual palomo y p...