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Breve poema de viaje

--> " Desde la plataforma del último vagón has venido absorta en la huida del paisaje. Si al pasar por una avenida de eucaliptos advertiste cómo el tren parecía entrar en una catedral olorosa a tisana y a fiebre; si llevas una blusa que abriste a causa del calor, dejando una parte de tus pechos descubierta; si el tren ha ido descendiendo hacia las ardientes sabanas en donde el aire se queda detenido y las aguas exhiben una nata verdinosa, que denuncia su extrema quietud y la inutilidad de su presencia; si sueñas en la estación final como un gran recinto de cristales opacos en donde los ruidos tienen el eco desvelado de las clínicas; si has arrojado a lo largo de la vía la piel marchita de frutos de alba pulpa; si al orinar dejaste sobre el rojizo balasto la huella de una humedad fugaz lamida por los gusanos de la luz; si el viaje persiste por días y semanas, si nadie te habla y, adentro, en los vagones atestados de comerciantes y peregrinos te llaman por todos los nombres ...

Hasta pronto....

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Fue en un pueblo con mar una noche después de un concierto; tú reinabas detrás de la barra del único bar que vimos abierto. -"Cántame una canción al oído, te sirvo y no pagas". "Sólo canto si tú me demuestras que es verde la luz de tus ojos de gata". Loco por que me diera la llave de su dormitorio esa noche canté al piano del amanecer todo mi repertorio. Con él quiero beber del alcohol me acunó entre sus mantas y soñé con sus ojos de gata pero no recordé que de mí algo esperaba. Desperté con resaca y busqué pero allí ya no estaba me dijeron que se mosqueó porque me emborraché y la usé como almohada. Comentó por ahí que yo era un chaval ordinario pero cómo explicar que me vuelvo vulgar al bajarme de cada escenario.

Hasta pronto...

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Una mujer armando el paraíso sembrando esa verdad en cada herida, rescatando la brasa consumida y el incendio en el vientre del granizo. Viviendo libre, sola y sin permiso, indiferente al miedo, convencida de ser cauce fecundo de la vida y fiel depositaria de su hechizo. Una mujer que sabe y reconoce por igual lo que piensa y lo que siente, que abraza cada pena y cada goce. Una mujer que reta a aquel que intente colocarla en el centro de la ira a arder los pies sobre incendiado puente. Un hombre es lo que hace, lo que ama, lo que pinta su voz con el aliento, lo que construye su palabra al viento, lo que desde sus manos se derrama. Lo que florece en tierra o en escama, lo que da al mundo desde el pensamiento: trigo y harina, masa y alimento, la letra impresa, el fruto en cada rama. Un hombre, sobre todo, es el reflejo del instante fugaz en que respira el aire que lo va poniendo viejo. Un hombre es esa imagen que suspira cuando por fin descubre e...