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Mostrando entradas de febrero, 2014

Aniversario...El Séptimo!!!

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En el tiempo en que festejaban el día de mi cumpleaños, yo era feliz y nadie había muerto. En la casa antigua, incluso mi cumpleaños era una tradición de siglos, y la alegría de todos, y la mía, estaba asegurada con una religión cualquiera. En el tiempo en que festejaban el día de mi cumpleaños, tenía yo la gran salud de no entender cosa alguna, de ser inteligente en medio de la familia, y de no tener las esperanzas que los demás tenían por mí. Cuando llegué a tener esperanzas ya no supe tener esperanzas. Cuando llegué a mirar la vida, perdí el sentido de la vida. Sí, lo que supuse que fui para mí, lo que fui de corazón y parentesco, lo que fui de atardeceres de media provincia, lo que fui de que me amaran y ser yo el niño. Lo que fui —¡Ay, Dios mío!—, lo que sólo hoy sé que fui… ¡Qué lejos!... (Ni lo encuentro…) ¡El tiempo en que festejaban el día de mi cumpleaños! Lo que hoy soy es como la humedad en el corredor al final de la casa, que mancha las paredes… lo que hoy soy (y la ca...

En Colliure

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Un rincón en el mundo Detrás de una frontera, O detrás de los años y los amaneceres Con la esquina doblada Como la página de un libro, O detrás de las curvas de una guerra. Se conmueve el camino a la orilla del mar. Parece un látigo en el aire De febrero lluvioso. Cuando baja del coche, Ángel González duda, Pone sus pies heridos en la historia Y sube muy despacio, Entre muros franceses Y casas repintadas con el azul de los veranos, hasta llegar al cementerio. Lo que nos trae aquí, No es el sol de la infancia. Los lugares sagrados nos permiten vivir Una historia de todos en primera persona. Las flores de la tumba de Machado Imitan el color de una bandera Sagrada por mandato De mi melancolía. Aquello que perdimos una vez, Y el frío de las manos, la palabra en el tiempo, El dolor de las vidas que se cortan En el cristal de los destinos rotos, Descansa hoy, casi desnudo, En una tumba de poeta. ¿Cuándo llegamos a Sevilla?, preguntaba su madre ...

Hombre que mira la luna

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Es decir la miraba porque ella se ocultó tras el biombo de nubes y todo porque muchos amantes de este mundo le dieron sutilmente el olivo con su brillo reticente la luna durante siglos consiguió transformar el vientre amor en garufa cursilínea la injusticia terrestre en dolor lapizlázuli cuando los amantes ricos la miraban desde sus tedios y sus pabellones satelizaba de lo lindo y oía que la luna era un fenómeno cultural pero si los amantes pobres la contemplaban desde su ansiedad o desde sus hambrunas entonces la menguante entornaba los ojos porque tanta miseria no era para ella hasta que una noche casualmente de luna con murciélagos suaves con fantasmas y todo esos amantes pobres se miraron a dúo dijeron no va más al carajo selene se fueron a su cama de sábanas gastadas con acre olor a sexo deslunado su camanido de crujiente vaivén y libres para siempre de la luna lunática fornicaron al fin como dios manda o mejor dich...

Número plural

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  El amor nombre sustantivo, muy sustantivo, número singular, género ni femenino ni masculino, género indefenso. Número plural los amores indefensos. El miedo, nombre sustantivo, al principio número singular y después plural: los miedos. Los miedos de ahora en adelante para todo. La memoria, nombre propio de las tristezas, número singular, sólo número singular y sin declinar. La memoria, la memoria, la memoria.  La noche, nombre sustantivo, género femenino, número singular. Número plural las noches, de ahora en adelante las noches. Kikí Dimoulá  

Y luego nada

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Pasé por ti como una borrasca, como una tempestad anunciada. Pasé así, como una ráfaga de viento. Obedeciste a tu ímpetu andariego, obedecí a mi búsqueda de afectos. Pasaste por mí como una ola que rompe con su furia, de la noche, el silencio, como una estrella que no da tiempo a pensar en su forma, en su destino, que deja su estela y nos quita el aliento. Pasamos así, sin darnos cuenta... de la quietud al desasosiego, y luego nada... nada... solo silencio.   Teresa Aburto Uribe