Primavera
Foto: Osselin
Todo o amor que nos
prendera
como se fora de cera
se quebrava e desfazia
ai funesta primavera
quem me dera, quem nos dera
ter morrido nesse dia
E condenaram-me a tanto
viver comigo meu pranto
viver, viver e sem ti
vivendo sem no entanto
eu me esquecer desse encanto
que nesse dia perdi
Pão duro da solidão
é somente o que nos dão
o que nos dão a comer
que importa que o coração
diga que sim ou que não
se continua a viver
Todo o amor que nos
prendera
se quebrara e desfizera
em pavor se convertia
ninguém fale em primavera
quem me dera, quem nos dera
ter morrido nesse dia
David Mourao-Ferreira
canta: Mariza
Comentarios
Retruco con un poema del escritor argentino Leopoldo Marechal. En una época supo ser progresista, con sus limitaciones, pero dejando atrás un pasado reaccionario (por suerte, bien atrás).
Escribió esto:
"EPITAFIOS AUSTRALES:
V - A UN ANGELITO*
Sólo tocó el umbral
de este mundo y se fue.
Con vino y aguardiente
nos alegramos todos,
porque no se llevaba de la tierra
ni una palabra dura
ni una gota de hiel,
sino un trébol pegado
a su talón de un día.
Le pusimos dos alas
de papel en los hombros:
rosas del sur ardían
en su traje de cielo.
Su madre lo lloraba,
y nosotros bailábamos."
*Se llama ANGELITOS en el noroeste de Argentina, norte de Chile y sur de Bolivia a los niños que mueren prematuramente, casi siempre, y más o menos directamente, producto de la pobreza. Tradicionalmente sus familias celebran lo puro de sus almas, que serán recibidas, según la creencia, por Dios mismo.
Saludos.
No es menos lujosa tu colaboración; tu firma, Meme, para una causa que, a primera vista, puede parecer que afecta a los intereses de unos pocos. Abriendo los ojos un poquito más, como tú lo has hecho, podemos entender que la vida de un sólo árbol forma parte de nuestra vida; y no escribo esto en un sentido poético, sino literal. 70 o 220 hectáreas de vida son muchos pulmones cercenados en un país cada vez más deforestado (puestos a mirarlo de manera egoísta, y pensando en el propio aire).
Sé que tus ojos, (porque los he visto en este hermoso cuaderno) se abren y ven más aún. Suerte que tienes; y que tenemos. No todo el mundo puede disfrutar de la misma luz.
Muchas gracias de nuevo y saludos a los paisajistas de esta Isla Abandonada, entre los que contemplo con placer que se encuentra Osselín; el más sensible jardinero; maestro en podar desdichas sin necesidad de tijeras.
Un beso.