Soledades
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adonde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—,
"En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día:
ya no siento el corazón."
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se obscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
"Aguda espina dorada,
quién te pudiera sentir
en el corazón clavada."
Antonio Machado
Comentarios
Vuelves de la mano de Machado, por sus caminos... que busca este corazón herido pero presente... si, es mejor sentir dolor que no sentir nada...le acompaño,¿vienes?... busco el mío... también... y que no desaparezca el camino nuestros pasos lo harán, si, se hace camino al andar...
Besos dulces, mi Musa, y sin espinas, no, ni una...
Machado, además, tiene una connotación especial para nosotros, pues nos une en la complicidad con una queridísima amiga común de la que el poeta es su debilidad.
Gracias, meme.
Un petó.
Últimamente te tengo abandonada.
Sabes que no te olvido, mi fiel lectora.
Un petó molt fort, amiga.
Lua
Pues si, Grande y buena gente.
Un abrazo.
Juanjo
¿Cómo me conoces?
Nuestro Garcia Montero es el primero que me hace compañía los sábados por la mañana.
Y Machado nos acerca tanto nuestra común amiga, que de ella me acordaba, cuando escogí este poema para rendir homenaje a Don Antonio.
Un beso y un fuerte abrazo