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Mostrando entradas de febrero, 2012

Hoy...

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...que es el quinto aniverario de mi Isla, os traigo este poema de Neruda, para agradeceros que, gracias a vuestras huellas, esta isla sigue viva. Un fuerte abrazo y gracias. HOY que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo nada que darle, nada. No tengo nada, hermana. Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos. A veces hasta mi alma me parece lejana. Pobre como una hoja amarilla de otoño y cantor como un hilo de agua sobre una huerta: los dolores, tú sabes cómo me caen todos como al camino caen todas las hojas muertas. Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita, y mi dolor es ése, no te las puedo dar: vinieron como pájaros a posarse en mi vida, una palabra dura las haría volar. Pienso que también ellas me dejarán un día, que me quedaré solo, como nunca lo estuve. Tú lo sabes, hermana, la soledad me lleva hacia el fin de la tierra como el viento a las nubes! Pero para qué es esto de pensamientos tristes! A ti menos que a nadie debe afligir mi voz! Despué...

El pescador

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Hinchada el agua, espumajea, mientras sentado el pescador que algún pez muerda el anzuelo plácido aguarda y bonachón. De pronto la onda se rasga, y de su seno-¡oh maravilla- toda mojada, una mujer saca su grácil figurilla. Y con voz rítmica le increpa: -¿Por qué, valiéndote de mañas, hombre cruel, tiras de mí para que muera en esta playa? ¡Si tú supieras qué delicia allá se goza bajo el agua, tal como estas te arrojarías al mar, dejando en paz la caña! ¿No ves al sol, no ves la luna cómo en las ondas se recrean? ¿Doble de hermosos no parecen cuando en las agujas se reflejan? ¿No te seduce el hondo cielo   cuando su azul, húmedo muestra? Cuando este aljófar lo salpica, ¿del propio rostro no te prendas? Hinchada el agua, espumajea, del pescador lame los pies; siente el cuidado una nostalgia, cual si a su amada viera fiel. Cantaba un tanto la sirena, todo pasó en un santiamén; tiró ella de él, resbaló el hombre, nunca más se dejó ver. Joha...

Los jugadores

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Juegan, juegan. Agachados, arrugados, decrépitos. Este hombre torvo junto a los mares de su patria, más lejana que el sol, cantó bellas canciones. Canción de la belleza de la tierra, canción de la belleza de la Amada, canción, canción que no precisa fin. Este otro de la mano en la frente, pálido como la última hoja de un árbol, debe tener hijas rubias de carne apretada, granada, rosada. Juegan, juegan. Los miro entre la vaga bruma del gas y el humo. Y mirando estos hombres sé que la vida es triste. Pablo Neruda

A mi corazón el domingo

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Gracias te doy, corazón mío, por no quejarte, por ir y venir sin premios, sin halagos, por diligencia innata. Tienes setenta merecimientos por minuto. Cada una de tus sístoles es como empujar una barca hacia alta mar en un viaje alrededor del mundo. Gracias te doy, corazón mío, porque una y otra vez me extraes del todo, y sigo separada hasta en el sueño. Cuidas de que no me sueñe al vuelo, y hasta el extremo de un vuelo para el que no se necesitan alas. Gracias te doy, corazón mío, por haberme despertado de nuevo, y aunque es domingo, día de descanso, bajo mis costillas continúa el movimiento de un día laboral. Wislawa Szymborska