El otoño




Templa su fuego el sol bajo el nublado;
las nieblas rompen sus tupidos velos
y desciende la lluvia, y arroyuelos
de límpido cristal recoge el prado.
Pájaro amante, insecto enamorado,
sienten, última vez, ardientes celos;
marchan la golondrina y sus polluelos:
se adorna el bosque de matiz dorado.
¡Ya está aquí! El mar levanta sus espumas
y acres perfumes a la tierra envía...
¿Quién no le ama? Entre rosadas brumas,
coronado de mirtos y laureles,
viene dando a las vides ambrosía,
vertiendo frutas, regalando mieles!

Rosario de Acuña

Comentarios

Chelo ha dicho que…
Estoy dando una vuelta por los blogs y vengo a vistarte y a leer buena poesia . Un abrazo
Meme ha dicho que…
Abrazos Chelo y gracias por la visita.

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