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Mostrando entradas de octubre, 2007

Presencia

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Todo lo llena tu presencia: lo distante y lo próximo, lo pequeño y lo grande, el delicado nudo de los sueños. El mundo es una larga huella tuya y yo piso la tierra desterrando el olvido. Cristina Maya

Sin piedad

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Tu derrota es la mía y mi fracaso tu quebranto, mujer. Mía es tu ruina, tuya mi agonía. Tan solo somos un par de perdidos que no tienen nada que perder. Y sin embargo, o tal vez por eso, donde más duele nos damos los besos. A sangre y fuego, a sangre y fuego, te parto el alma y me mato luego. No tendré piedad de ti. No tendré piedad de mí. Morir matando, matar muriendo, sin piedad de ti, sin piedad de mí. Callejón sin salida: así es esa malsana realidad. Si me entregase a ti me despreciarías y si te venzo me odiarás y si huyo no he de verte nunca más. Me necesitas y te necesito como la confesión necesita al delito. Sueño contigo, sueño contigo, como la muerte sueña con alguien vivo. Joan Manuel Serrat

El otoñado

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Estoy completo de naturaleza, en plena tarde de áurea madurez, alto viento en lo verde traspasado. Rico fruto recóndito, contengo lo grande elemental en mí (la tierra, el fuego, el agua, el aire), el infinito. Chorreo luz: doro el lugar oscuro, trasmito olor: la sombra huele a dios, emano son: lo amplio es honda música, filtro sabor: la mole bebe mi alma, deleito el tacto de la soledad. Soy tesoro supremo, desasido, con densa redondez de limpio iris, del seno de la acción. Y lo soy todo. Lo todo que es el colmo de la nada, el todo que se basta y que es servido de lo que todavía es ambición. Juan Ramón Jiménez

Me peina el viento..

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Me peina el viento los cabellos como una mano maternal, abro la puerta del recuerdo y el pensamiento se me va. Son otras voces las que llevo, es de otros labios mi cantar, ¡hasta mi gruta de recuerdos tiene una extraña claridad! Frutos de tierras extranjeras, olas azules de otro mar, amores de otros hombres, penas que no me atrevo a recordar. ¡Y el viento, el viento que me peina como una mano maternal! Mi verdad se pierde en la noche ¡no tengo noche ni verdad! Tendido en medio del camino deben pisarme para andar. Pasan por mi sus corazones ebrios de vino y de soñar. Yo soy un puente inmóvil entre tu corazón y la eternidad. ¡Si me muriera de repente no dejaría de cantar! Pablo Neruda Hasta pronto, amigos y amigas. Estaré fuera una semana. Un beso.

Haz una llave...

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A Minha Cançâo e Saudade Haz una llave, aunque sea pequeña, entra en la casa. Consiente en la dulzura, ten piedad de la materia de los sueños y de las aves. Invoca el fuego, la claridad, la música de los flancos. No digas piedra, di ventana. No seas como la sombra. Di hombre, di niño, di estrella. Repite las sílabas donde la luz es feliz y se demora, vuelve a decir: hombre, mujer, niño. Donde la belleza es más nueva. Eugenio Andrade Fotos: Osselin Para escuchar la música, un click en el título.

C'est la vie

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Fotos: El Secretario Señor de la noche Señor compañero, Señor de la noche, haz que vuelva su rostro quien no quiso mirarme. Que sus ojos me busquen sostenidos y azules por detrás de la barra. Que pregunte mi nombre y se acerque despacio a pedirme tabaco. Señor de la noche, dios de la barra, ángel del sí, sota de copas, flor del pecado: reza por mí. Reza por mí. Reza por mí. Reza por mí. Si prefiere quedarse, haz que todos se vayan y este bar se despueble para dejarnos solos con la canción más lenta. Si decide marcharse, que la luna disponga su luz en nuestro beso y que las calles sepan también dejarnos solos. Haz que no cante el gallo sobre los edificios, que se retrase el día y que duren tus sombras el tiempo necesario. Señor de la noche, rey de los forajidos, llévame a los jardines de la dulce serpiente y los sueños cumplidos. Haz que vuelva su rostro quien no quiso mirarme. Que sus ojos me busquen sostenidos y azules por...

Una tarde cualquiera

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Nube blanca, que vas tan sola en el cielo y tan alta, ( Como aquella nube blanca de León Felipe) Una tarde cualquiera Volveré una tarde de septiembre con los primeros soles y las últimas ballenas, caminaré tus playas y tus doradas dunas, me perderé en la bruma de una tarde cualquiera. Mi corazón no habrá partido entonces, será como no haberme ido nunca, seré parte de ti otra vez, te cantaré mis deseos y me dormiré en la humedad de tu oleaje blanco, en el olor a mar sereno, sobre un colchón de caracolas. Volveré a caminarte una tarde... una tarde como esas tantas en que te he dado mi infancia, volveré a darte mis sueños, mi sonrisa, como tantas mañanas y de mis noches, las últimas lágrimas. Volveré a ti, aunque nunca me he ido, y seremos otra vez cielo y mar... arena y espuma... profundidad e infinito... Teresa Aburto Uribe La palabras andantes Eduardo Galeano Dice la esperanza: un día la verás, si bien esperas. Dic...

"Morna"

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Raíz eterna Tú eres más que un rostro, más que un hermoso cuerpo. Eres aquel murmullo del río entre la lluvia, aquella forma vaga del monte tras la niebla. Profundamente asidos al trémulo paisaje del sitio de la vida donde habita el recuerdo. Tú eres más que un nombre. Más que un paso en la tierra. Te cerca un bosque denso, de misteriosos árboles. con pájaros errantes y canciones sin término. Te guarda entre sus ramas de música, te encierra lejos de la ceniza destructora del tiempo. En ti el amor humano, de raíces eternas, me ha entregado su clave profunda y verdadera Maruja Vieira < Todavía la frágil quemadura de una lágrima borra la luz del árbol. Todavía cerca del corazón se detiene la vida cuando te nombra alguien. Todavía rueda el mundo al vacío desprendido y errante. Todavía no encuentro las palabras para decir la ausencia de tus manos. todavía te amo. Maruja Vieira