En el balcón
Juntas las dos veían huir las golondrinas: De pelo de azabache y pálida la una, la otra rubia y rosa, y sus ligeras batas de vieja blonda serpenteaban vagas, nubes en torno de ellas. Y así, juntas las dos, lánguidas como asfódelos, mientras subía al cielo redonda y blanda luna, saboreaban a grandes rasgos la emoción honda de la tarde y la alegre tristeza de ser fieles. Parecían, sus brazos aprisionando, húmedos, sus cinturas ligeras, una pareja extraña que se apiada de las otras parejas, soñando en el balcón así las jóvenes. Detrás de ellas, al fondo del retiro opulento y sombrío, enfática cual trono de melodrama, llena de olor, la cama abierta, deshecha entre las sombras. Paul Verlaine